Derechos fundamentales del lector tradicional
- Derecho a no depender de un enchufe cuando vas a descubrir quién es el asesino, a no quedarte sin batería cuando la protagonista va a elegir entre sus dos pretendientes o uno de los personajes se enfrente a una operación a vida o muerte.
- Derecho a doblar el borde de la página para no olvidar que vas por la 72 porque el libro es tuyo y lo doblas por donde quieres y si no es tuyo, el derecho a utilizar un marcapáginas bonito que alguien te compró en uno de sus viaje o incluso confeccionó para ti con sus propias manos.
- Derecho a prestarle tu libro a un amigo/a para luego poder "destripar" la historia. Hablar durante horas sobre la carencia de ambientación de la novela, la tensión que genera el final y el tiempo que tardaste en leerlo.
- Derecho a leer en la playa. Porque en la playa hay arena el sol refleja y las olas llegan a veces a lugares insospechados, sin que por esas obviedades tú tengas que gastar dinero o simplemente prescindir de tu derecho.
- Derecho a alejarte por un rato de la tecnología y a olvidarte de etiquetar o comentar; a leer textos de más de 140 caracteres que no sean extractos de posts o entradas resumidas de un blog; a descifrar frases sin palabras subrayadas que enlacen directamente con un diccionario.
- Derecho a acudir a la biblioteca y a escoger un libro por la portada o por el lomo. Y el día que no aparece ninguno, preguntar a un bibliotecario, buscando en su figura el consejo de la experiencia.
- Derecho a esperar por leer un libro que te gusta.Porque está prestado. Porque aún no ha llegado a la librería. Porque a tu amigo se le olvida siempre llevártelo al trabajo. Porque aún nadie lo ha escrito aún. Entonces tendrás que comenzar a pensártelo. O no: escribe.
- Derecho a regalar historias. Pensar en una persona a la que quieras y acordarte de un título con el que podría sentirse identificada. Buscar una obra en la que alguno de los personajes se llama como ella. Dedicarle el libro.
- Derecho a perder el tiempo en una librería buscando títulos que has descubierto, por ejemplo, gracias a un amigo, a un anuncio, a una referencia en una revista e incluso ¿por qué no? a través de Internet.
- Derecho a tener una biblioteca personal en el salón de casa donde haya obras que te recuerden a unas vacaciones; libros que te hayan regalado por un cumpleaños; otros que recuperaste de casa de tu abuela; incluso algunos ejemplares que aún no hayas tenido tiempo de leer.
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